Los nuevos medios no ‘matan’ a los medios preexistentes; todos
se reconfiguran con la convergencia, el mestizaje y la evolución orgánica. Esto
plantea el escritor, Hugo Pardo Kuklinski en su ensayo ‘El fin de los blogs’ incluido
en el libro ‘El fin de los medios masivos’.
El conocimiento nace desde el pensamiento público y la
conversación derivada no sabe de formatos y suele adaptarse a las prácticas de
interacción dominantes del momento (ayer los blogs, hoy Facebook, mañana otra).
Este texto representa un llamado de atención para un formato que puede perder
el ritmo de cambio que proponen las redes sociales a gran escala. Estas nos
unen, se convierten en un depositario de nuestra historia personal y eso genera
un proceso social complejo. Los blogs, en cambio, tienen escaso recorrido
porque son herramientas de producción individual, donde la participación
colectiva se limita a los comentarios. El funcionamiento de los blogs no es muy
diferente al de las cartas de lectores de un medio gráfico tradicional.
Paul Boutin, agrega que si bien la blogósfera alguna vez fue
un espacio de autoexpresión, frescura y pensamiento independiente, hoy ha sido
inundada por un mar de contenidos de pago, marketing semioculto y amateurismo
sin vocación de calidad. Además, los comentarios han perdido la batalla del
spam.
Innovar y reinventarse es la fórmula mágica en la cultura de
Internet. Redes sociales como YouTube, Twitter y iTunes son paradigmas del
consumo snack en la red. Los dispositivos móviles conectados a internet
potencian aún más el consumo de retazos de información. El nacimiento de
Blogger en 1999 era –comparado con la prensa escrita o la industria editorial-
una nueva representación de la cultura snack. Innovar y reinventarse es la
fórmula mágica en la cultura de internet.
En síntesis, los blogs son sólo un formato entre muchos. El
hipertexto, la búsqueda y la filosofía colaborativa son las variables
determinantes. El resto son subconjuntos de esos componentes. El deseo de
escribir, intercambiar conocimiento o simplemente comunicarse con los demás en
forma distribuida persistirá a todas las modas y a todos los formatos. Si
mueren los blogs, no pasará nada y la vida online seguirá su paso colaborativo
y los exbloggers seguirán siendo lo que los predefinía: periodistas,
investigadores, economistas, artistas, escritores, estudiantes o bullshitters.
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