Escena en que Theodore programa el Sistema Operativo. |
En esta película -situada en un futuro no muy lejano- vemos cómo el protagonista, un divorciado poco social que trabaja escribiendo cartas, se enamora cada vez más de un sistema operativo que es capaz de comprender al ser humano con el que interactúa. Este tiene la facultad de desear (quiere tener un cuerpo) y sentir (se enamora de Theodore, el protagonista).
Si prestamos
atención, hay una escena que refleja perfectamente el nivel al que llegó la
tecnología en este ‘futuro’; Theodore camina por las calles y las personas
pasan a su lado hablándole a sus sistemas operativos a través de un auricular, con
la misma cotidianeidad con la que hoy usamos el manos libres. Quizás hace 20
años esto nos hubiera parecido totalmente utópico, así como hoy nos resulta
imposible imaginar la situación que plantea el film.
¿Es factible que en 20 o 30 años tengamos sistemas operativos que nos comprendan? Claro que sí, la situación es tan verosímil y cercana que por momentos asusta.La tecnología avanza a pasos agigantados, y el ser humano siempre ha sabido adaptarse. En la actualidad tenemos la aplicación ‘Siri’ de Apple, que funciona como un asistente personal permitiéndonos hacer llamadas, enviar mensajes, programar reuniones e incluso escribir correos electrónicos sin tener que tocar una tecla. No sería muy descabellado pensar que esta aplicación pueda evolucionar y, en un futuro, llegar a ser como los sistemas operativos de la película, siendo posible de esta forma, la interacción afectiva humano-máquina.
Personalmente, me gustó mucho la estética de la película, el guión y el dilema que nos deja al terminar. ¿Hasta dónde es capaz de llegar la tecnología? ¿Vamos a lograr adaptarnos? ¿El desarrollo tecnológico va a superar al ser humano? Sólo nos queda esperar a que se cumpla o no esta predicción.
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